En un mundo lleno de ruido constante, donde las palabras fluyen sin cesar y las distracciones nos rodean, el silencio se convierte en un tesoro escaso pero poderoso.
A menudo subestimado, el silencio tiene el poder de comunicar de formas que las palabras nunca podrían lograr. Desde la serenidad de un paisaje natural hasta el gesto tranquilo de un amigo en momentos de necesidad, el silencio es un lenguaje universal que trasciende las barreras lingüísticas y culturales. El silencio comunica, ¿Qué importancia en nuestras vidas diaria?
1.- El silencio, un bien tan escaso y necesario
Hola amig@s. Me da mucha alegría volver a sentarme en este sofá digital y compartir mis experiencias con vosotros. Todos necesitamos descansar de vez en cuando, incluso si lo que hacemos nos apasiona, como es escribir.
La importancia de la pausa
Os confieso que ha habido muchos momentos en los que he experimentado un agotamiento mental importante e incluso hablaba con otros profesionales de mi entorno y amigos y estábamos igual. Lo verbalicé muchas veces, necesitaba hacer una limpieza, vaciar mi mente de tantos pensamientos y tanto ruido acumulado en estos meses tan intensos.
El valor del silencio
De vez en cuando sí es importante hacer una buena limpieza, que nos permita reemprender el trabajo en un entorno fresco y despejado. Ha sido necesario un tiempo para la pausa y el silencio que, aunque os suene igual no es lo mismo. Un tiempo para la pausa, para dedicar un tiempo de calidad a “parar” para escuchar, entender, visualizar una tarea ya hecha, o anticipar una que vendrá y eso tiene un valor incalculable.
La comunicación a través del silencio
El silencio en la comunicación es clave, puede ayudarnos en una conversación, muestra una escucha generosa y empática. El silencio es una oportunidad para escuchar al otro sin interrumpirle. El silencio es también una fuente de autoconocimiento.
¿Sabemos trabajar los silencios en la comunicación?
Por eso os pregunto, ¿sabemos trabajar los silencios, entender los silencios, aceptar los silencios…, como parte del proceso de la comunicación? Cuantas veces hemos oído en nuestras empresas, es que aquí “no hay comunicación”, o hablando de jefes “es que no me comunican nada”, o entre familiares, amigos,… que dicen “se acabó la comunicación”.
“El silencio tiene la capacidad para cambiar nuestra vida porque nos reencontramos con lo esencial de nosotros mismos”
Silencio, la clave de la armonía comunicativa
En nuestro lenguaje y en la manera en que nos comunicamos en la vida diaria, el silencio puede añadir valor, armonía y control a lo que hacemos. Por eso hoy me gustaría hablaros de la pausa y el silencio, no solamente del interno, sino del silencio y su importancia en la comunicación.
Sí porque el silencio también comunica y mucho. ¿Quién dijo que comunicar es fácil? Lo que sí es imposible es dejar de hacerlo. Así que mejor nos entrenamos y tomamos conciencia de lo que comunicamos, también con nuestros silencios.
2.- El silencio es un mensaje. Empléalo a tu favor
El silencio, los silencios, no son un elemento accidental en la comunicación, sino un elemento decisivo para conseguir una verdadera comprensión. Pero si os dais cuenta nadie (o casi nadie) quiere callar, pues callar se percibe como un fracaso. Es como si unos minutos o incluso segundos de silencio no los aceptáramos ni los podemos soportar.
Después empiezan los juicios… porque comenzamos a pensar que quien no habla es poco sociable, quien no habla es un retraído, un perdedor, un sometido, un cobarde y así podría seguir con numerosos calificativos para nada positivos.
Y es que cuando se instala el silencio, aunque sea por unos breves segundos, la gente no sabe qué hacer, se siente incómoda e invadida por la angustia, tiene miedo. Sin embargo, el silencio, es lo que otorga sentido a la palabra.
Nuestra realidad actual, el mundo moderno, se encuentra inundado del ruido en todo momento: el ruido de las noticias, el ruido del trabajo, el ruido de la ciudad, el ruido de las distracciones y el ruido de nuestro propio cerebro, que nos empujan a llenar cada segundo de cada minuto de más y más cosas.
Te recomiendo leer Comunicar: Menos ruido y más que palabras. Sin embargo, aprender a usar bien los silencios es parte fundamental de una adecuada comunicación, saber cuándo usarlos, cómo, cuánto, con quien… Es más, los silencios, bien conocidos, pueden usarse incluso estratégicamente si fuese necesario. Y muy importante ¿cómo los podemos usar a nuestro favor?
El silencio en tu conversación: el poder de las preguntas
Como ya habíamos hablado en el post El increíble poder de las preguntas inteligentes, cuando compartimos nuestros pensamientos y opiniones con los demás, podemos percibir el poder y el atractivo que pueden producir las palabras que estamos pronunciando.
Las preguntas son una excelente forma de motivarnos, plantear dudas, reflexionar, cuestionarnos, abrirnos a nuevas posibilidades y en definitiva llegarnos a conocer mejor. También nos permiten encontrar el sentido de las experiencias que vivimos.
Hemos oído mucho que la calidad de nuestras vidas está determinada por la calidad de nuestros pensamientos y la calidad de nuestros pensamientos, a su vez, están determinados por la calidad de nuestras preguntas.
“El silencio calma la tensión y facilita el intercambio de ideas de forma más racional y tranquila”
En estos momentos la comunicación es más multidireccional que nunca y sabemos que comunicación es diálogo. Invertimos muchos recursos y tiempo en generar impactos y poco en escuchar. Es momento de movilizar la escucha activa en todos nuestros entornos.
Preguntar y ser preguntados. Hemos de sondear con cuestiones como: “¿cómo estás?”, “¿qué es lo que realmente te preocupa”, “¿de qué tienes miedo?”, “¿me he explicado”, “¿te queda más claro?”. De igual modo hemos de ser proactivos a la hora de pedir que nos hagan llegar preguntas.
El silencio en tu aprendizaje: el crecimiento personal y mentoría
Estamos en plena era tecnológica y de transformación continua en la que el futuro es para aquellas personas que nunca dejan de aprender, evolucionar y crecer.
Todos damos por hecho que es prácticamente imposible hablar y escuchar al mismo tiempo. Necesitamos ser escuchados porque la mayor necesidad del ser humano desde el punto de vista psicológico es sentirse entendido y valorado. Escuchamos no para responder sino para comprender. Generamos empatía con la otra persona. Escuchamos sus emociones y sus inquietudes.
Hacemos preguntas pues tenemos auténtica curiosidad por saber más y entender mejor. Escucho con intención de atender y aprender. Pero para escuchar verdaderamente hemos de aprender establecer silencios, a callar. Solo así podemos permitir que otras personas intervengan en nuestra vida, abriendo nuestra mente a nuevas ideas y perspectivas.
Cuando la comunicación es correcta, hay una especie de estira y afloja entre hablar y escuchar, se comparte quién es el que habla y quién es el que escucha sobre una base de respeto y preocupación por los sentimientos de la otra persona. Quienes que hablan demasiado no son capaces de entrar en este ritmo interactivo. Sin embargo, quien escucha mucho acaba convirtiéndose en un verdadero líder.
Evita los vicios del que no escucha: contestar, justificar, explicar, corregir y superar. Cierra la boca. Aguántate las ganas de contestar. Ahórrate el esfuerzo por buscar excusas y, si te están haciendo una crítica constructiva, calla y escucha.
Si tienes oportunidad, busca un mentor: una persona a quien admires y que tenga experiencia en la vida y los negocios. Mejorarás tu aprendizaje a través de la escucha de experiencias compartidas y esa escucha también requiere de momentos de silencio. Personalmente y como mentora de comunicación, sé que se siente la obligación de compartir cada pedazo de información que se nos ocurre acerca del tema que estamos tratando.
Hay que buscar el momento más adecuado para aportar un buen consejo. Hay que ganarse el derecho a darlos. Compartir una historia personal o explicar una teoría puede ser muy útil para quien la escucha, pero recuerda que las conversaciones han de implicar comunicación entre dos partes.
No se trata de mantener aburridos monólogos en nuestra comunicación, por mucho que pensemos que podamos aportar gran valor con nuestra experiencia y conocimiento. El silencio es una de las herramientas claves de un buen mentor.
El silencio en la negociación: la medida y el control
El silencio es una de las principales claves a la hora de llegar a un acuerdo. Y en muchas ocasiones no lo empleamos de forma adecuada porque tenemos miedo, parece que, si no hablamos y nos quedamos callados, no tenemos una opinión propia o somos apocados y sumisos . Nada más lejos de la realidad, algunas veces, los silencios aportan una excelente información que desconocíamos hasta el momento; esto es debido a la reacción que provocamos en la otra parte.
«Sé el silencio que escucha»
Tara Brach
Hemos de ser conscientes en todo momento de por qué y para qué hablamos y nos callamos. Al negociar es muy importante hablar, por supuesto. Pero, debemos valorar el silencio en su total dimensión. ¿Cuándo quedarme callado cuando estoy negociando? El principio de toda buena negociación es el diálogo.
Y en el diálogo se cumplen principios básicos de la comunicación como alternar los turnos para hablar y escuchar. Sin embargo, podría suceder que en un momento determinado resulte fundamental hacer énfasis en escuchar.
Imagina por un momento que tienes una serie de argumentos que deseas exponer a su interlocutor… y en algún momento dado de la conversación por la prisa o la falta de entendimiento se generó ansiedad o un pequeño roce. Ahí, debe hacer silencio, para que los ánimos se calmen y la conversación pueda prolongarse.
Quédate en silencio cuando tu interlocutor te lo está solicitando de forma explícita porque es muy probable que no se esté sintiendo escuchado. En el momento en que quieras interrumpir el silencio solo debes hacer una simple pregunta: ¿Puedo continuar hablando? Lo más importante quédate en silencio y escucha de forma para conocer las necesidades del otro.
Bien sea para solucionar un problema o para establecer un acuerdo, para vender nuestros productos y/o servicios. Si escuchamos las inquietudes del otro, este se sentirá bien, percibirá nos importa y nuestro diálogo será más fluido. El éxito de la conversación y la negociación depende de lo que el otro nos va a decir
Un negociador que trabaja la excelencia es un maestro en el arte del silencio y logra mantener el control de sus propios impulsos. Permite que la negociación tenga su propio ritmo. Sabe que la decisión debe de proceder de la otra parte, sin perder control del proceso. Y para ello, ha de aprender a dominar la habilidad más difícil de un negociador legendario: el arte de callar a tiempo.
El silencio en los discursos: el ritmo del leguaje
Muchos de los grandes libros acerca de cómo preparar las presentaciones y los discursos insisten que, al presentar debemos darle al público tiempo suficiente para experimentar emociones, para asimilar lo que hemos dicho y para decidir cómo responder a nuestras palabras.
En oratoria, el silencio es tan importante como las propias palabras y viene dado en forma de pausas entre frases y preguntas. Permite al oyente asimilar y reflexionar sobre lo que se ha dicho. Le da tiempo para entender y aprender. Una pausa estratégicamente situada y con una longitud suficiente antes de retomar el discurso, nos puede hacer reír, llorar o poner los pelos de punta.
En otras palabras, es una herramienta de gran impacto. Y si es tan importante en comunicación ¿por qué no la empleamos más a menudo?
¿Por qué no callamos más antes de contestar o de continuar hablando? Porque con nuestro no parar de hablar queremos demostrar que somos grandes especialistas en la materia. Porque pensamos que las personas que acuden a nuestra presentación se van a aburrir, a dormir, o a distraer que todavía nos da más miedo.
Y mientras tanto, evitamos el silencio, porque nos da verdadero terror que los demás piensen que no somos capaces de continuar con la presentación por habernos quedado en blanco, o quedar como un tonto por no saber responder a la pregunta que nos han planteado.
Es muy interesante comprobar la diferente percepción que tenemos del silencio para el ponente tres segundos pueden ser una eternidad mientras que para tu público es un suspiro. Sin embargo ¡Cuánto impacto pueden lograr esos segundos tras generar una expectativa y después satisfacerla o sorprender con un giro imprevisto!
En oratoria como en otros temas hay que planificarse. Tras elaborar tu discurso, piensa qué partes van a invitar a la reflexión, qué ideas son concluyentes, qué puntos merecen ser recordados. Menciónalos, haz un breve paréntesis, espera un poco y finalmente continúa. Habrás experimentado el verdadero poder del silencio.
“Los silencios hablan, en ocasiones, mejor que cualquier discurso magníficamente ideado”
El silencio en el día a día: la reflexión y la creatividad
Estar en silencio nos ayuda en la salud psíquica. Acerca de este punto leía recientemente el artículo Cómo alejarte del ruido puede aumentar tu creatividad (y otras ventajas del silencio). Por ello, los psicólogos recomiendan para tener una vida interior tranquila y en paz, tener momentos de silencios, sobre todo después de una jornada intensa, en una ciudad llena de ruidos a todas horas y trafico sin cesar. Es necesario que paremos un poco y nos sentemos a reflexionar. Esto se consigue únicamente, con la ayuda del silencio
En el mundo de hoy, nuestra atención está firmemente dividida por los dispositivos electrónicos, nuestros trabajos y las cosas que hacemos por diversión. El silencio nos enseña a hacer nuestro enfoque completo de nuevo y a notar las cosas que de otra manera podríamos perder. No podemos estar en una actividad permanente, nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan el silencio para reconstruirse a sí mismas.
En el silencio nuestro cerebro genera millones de conexiones neuronales que le ayudan a aprender, recordar y formar hábitos. En el silencio podemos encontrar soluciones creativas a los problemas que nos afectan. Nuestro ritmo cardiaco se ordena con nuestra mente, generando una sensación de recogimiento, bienestar y unidad.
Arianna Huffington, fundadora y CEO de Thrive Global, dice que: «Todos necesitamos tiempo para estar solos. Todos necesitamos tiempo para estar tranquilos y callar. No podemos tener miedo del silencio”. Y añade: “Aproveche las oportunidades de alejarse del ruido para centrarse y así aumentar su energía y poder”.
3.- ¿Los silencios, son todos iguales o hay silencios diferentes?
En el colegio nos enseñan que para intercambiar información y comunicarnos, necesitamos un emisor y un receptor, un canal y un mensaje. Cuando el silencio se interpone en ese flujo, genera desfase.
Paul Goodman, el escritor y poeta estadounidense del siglo pasado, describe 9 tipos de silencio. en su libro Speaking and Language,: el silencio bobo de un adormilamiento o la apatía; el silencio sobrio que va con la cara solemne de un animal; el silencio fértil de la conciencia pastoreando al alma, cuando emergen nuevos pensamientos; el silencio de escuchar al otro cuando cambia de dirección para ayudarlo a clarificar; el silencio vivo de la percepción alerta listo para decir “esto… esto”; el silencio ruidoso del resentimiento y la auto recriminación fuerte y sutil, pero hosco para hablarlo; el silencio del desconcierto; el silencio del acuerdo pacífico con otras personas o el silencio de comunión con el cosmos.
Podemos hablar de toda una tipología de silencios asociada a la relación personal o profesional entre los participantes de la comunicación. Pero a mi me gustaría principalmente centrarme en los más importantes que utilizamos en nuestro día a día y que de forma resumida son:
- Silencio responsable: Se produce cuando se desconoce o no se tiene la suficiente certeza sobre un tema o algo que nos han dicho. Se suele realizar por cautela
- Silencio tolerante: Se produce al no responder a alguien ante una agresión o insulto con el fin de evitar problemas o conflictos mayores
- Silencio reflexivo:Se produce tras un dato o información que el otro no se espera.
- Silencio cómplice: Es aquel que sucede por conveniencia oportunista, porque se obtendrá una ventaja o por miedo.
- Silencio castigador: Sucede como una forma expresa de ataque o castigo del otro por una información que hemos dado.
“La ansiedad, la preocupación, la dependencia extrema, la costumbre de compartirlo todo y sin filtro, son enemigos del silencio”
- Silencio emocional: Ocurre cuando mostramos una actitud abierta de plena atención y escucha en el otro. En este silencio podemos ser como un espejo y se crea sintonía con el otro. Un ejemplo de silencio emocional muy habitual es el que se produce cuando miramos a una persona a los ojos.
- Silencio afirmativo: Normalmente tiene significado pesimista, trágico o de culpabilidad. Todos conocemos la famosa expresión: “El que calla, otorga”. Supone una declaración seria y solemne. Este silencio comparte información, para mal, en la mayoría de los casos.
En conclusión, todo silencio al cual no se le da un espacio a la reflexión genera un bucle sin sentido que no lleva a nada y a ningún lugar, excepto a la incomprensión. Es como un espacio en blanco al final de una frase, o continuada por puntos suspensivos.
4.- El silencio tecnológico o el arte de decir sin contar
Esta parte es una de las que más me gusta, quizá porque está muy relacionada con la netiqueta o porque me gusta ver cómo hacemos suposiciones cuando no nos comunicamos de forma correcta a través de los nuevos canales como el WhatsApp, el correo o las redes sociales. Y ya veréis como es más frecuente de los que estaréis pensando
En la actualidad existen tantas posibilidades de comunicarse que, el no hacerlo, encierra un motivo directo. Antiguamente, la culpa siempre la tenía el mensajero, o bien poníamos la excusa del servicio de correos y, casi siempre, del mal tiempo.
Pero cuando las modernas tecnologías de la comunicación llegaron hasta nuestras casas para cambiar el mundo, el silencio se convirtió en todo un arte: decir cosas sin contar nada. Vamos a ver dos de las mejores técnicas que os van a sonar y mucho:
No estoy para nadie
Seamos conscientes de nuestro uso de la tecnología porque, aunque no queramos, vamos dejando huellas de nuestra navegación por Internet, las redes sociales y las aplicaciones. Facebook puede señalar con un “visto” el mensaje que alguien nos envió. O bien pueden silenciar nuestras publicaciones. Y esa misma persona puede saber cuándo y a qué hora hemos leído su e mail, su WhatsApp, su SMS. Pero no estamos para nadie. No nos interesan ni él ni su mensaje y se lo queremos demostrar. Y así nos quedamos tan tranquilos y por encima como el aceite.
La callada por respuesta
Cuando no respondemos a un e mail, a un WhatsApp, a una publicación en redes sociales. Al no contestar, estamos también comunicando. Hay una información que para quien la recibe implica cierto matiz de desprecio, de querer marcar distancias con él, de ignorarle al no responderle.
El silencio que sale de todo aquello que nos importa un bledo. De esos e-mails y WhatsApp que no nos interesan. Que no nos conciernen ni, aunque vayan dirigidos a nuestro nombre. Aunque lo digan claramente desde el mismo encabezamiento. Desde el propio asunto. No obtienen respuesta. No les dedicamos ni medio minuto. ¿Para qué?
Seguro que alguna vez, en un proceso de selección, habéis estado a punto de saltar de emoción cuando alguien de la empresa os ha llamado o escrito –al cabo de unos días– incluso para decirte que no has sido seleccionados, y que gracias por su tiempo. Me puedo equivocar y mucho No seré la primera ni la última en dejar un e-mail o un mensaje (de cualquier red social o de móvil) sin responder. Por olvido. Por descuido.
Pero siempre trato de no dejar a nadie con la palabra en la boca o en el teclado. Porque el tiempo de todos ellos es igual de valioso que el mío. Igual de valioso que el de cualquiera de vosotros. Y si alguien dedica medio minuto de su tiempo a escribirme, no cuesta mucho emplear al menos unos segundos en contestarle. Es lo mínimo
“Cuando detectamos algo que para la persona es importante, hay que invitarle al silencio para que siga explorando”
5.- No cometas el error de utilizar el silencio en estas situaciones
Cuida tus palabras y cuida tus silencios para comunicarte mejor. Ten cuidado y no utilices el silencio conscientemente en estas situaciones:
Cuando te interrumpen o no te dejan hablar.
Si te callas, la otra persona invadirá más tu espacio de comunicación y hará que te sientas incómodo, molesto y como si no te tuviesen en cuenta. Indica a la otra persona de forma amable y con respeto que te escuche.
En una conversación.
Escuchar y permanecer en silencio son tan importantes como asentir, parafrasear y dar feedback, no solamente con nuestros gestos y nuestras miradas, sino también con palabras (como ejemplos: “Lo que me quieres decir es que”, “ya entiendo” “¿sí?”, “¡vaya!”, “¡no me digas!” y muchas más, …). El silencio absoluto se asocia a desinterés, el equilibrio ente silencios y palabras permite una conversación adecuada.
Cuando alguien lo está pasando mal.
En ocasiones no sabemos cómo ayudar a otras personas, nos remueve tanto su situación o creemos que es tan gordo lo que le está pasando que se nos mete en la cabeza la idea que poco tenemos que decir y sin más desaparecemos, dejamos de reunirnos con esa persona y ni la llamamos a pesar de no quitárnosla de la cabeza.
El silencio nunca es una buena opción en este tipo de situaciones, dejar abandonada a la otra persona (sobre todo si eres alguien que espera que estés), a su dolor se une tu ausencia. Nos pensamos que hace falta mucho pero un detalle simple como una llamada de vez en cuando, un mensas o una imagen motivadora puede ser reconfortante y sobre todo algo importante ESTAR. Cuando puedas acércate a ver a esa persona.
Tras una discusión.
Aquí nos referimos a discusiones habituales normales que nacen de la diferencia de opiniones, no a otro tipo de situaciones. Utilicemos el silencio para calmarnos no como una venganza. Dejar de hablar a una persona tras una discusión es una de las formas de comunicación más agresivas que existen, ya que su uso procede del rencor, no soluciona, no repara, no ayuda, sólo causa dolor y malestar.
Cuando sabes algo.
El silencio siempre tiene consecuencias. En este caso callar implica ocultar e, independientemente de que tu no seas el autor participar de lo que sucede. Nos proporciona un plano como protagonistas, el de cómplice.
Según, qué, quien, cómo, cuándo… piensa bien las consecuencias entre hablar y callar y asume las de una y otra decisión. Sopesa bien las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas antes de decidir
Cuando sientes vergüenza o miedo.
Si te cuesta hablar con otra persona y tiendes a permanecer en silencio, incluso cuando te gustaría decir algo, el único camino para resolverlo es afrontar tu temor y hablar.
Comienza hablando poco a poco, sobre temas fáciles y recuerda, no necesitas ser experto en todo lo que hables, lo que tienes que decir es tan interesante e importante cómo lo que puedan decir u opinar los demás.
Si te cuesta decir que no te invito a que leas Desarrolla Tu Comunicación Asertiva: Guía Paso a Paso
6.- Aplica estos tips para incorporar el silencio en tu vida diaria
Desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir el silencio prácticamente está ausente en nuestra vida. Las palabras, los ruidos exteriores y nuestro alboroto interior a veces se hacen insoportables. Tenemos a nuestro alrededor todo tipo de notificaciones, alertas, mensajes de la tecnología que nos rodea, eso sin contar con la televisión, radio y reproductores de música, que casi se son ya una costumbre.
El silencio es una alternativa maravillosa para recobrar el equilibrio interno y reconectarnos. ¿Has observado el impacto que sientes cuando te sumerges en el agua, y se aquietan los sonidos externos? La buena noticia es que es posible hacerlo a consciencia diariamente, cada vez que dispongas de unos pocos minutos.
“El silencio es una alternativa maravillosa para recobrar el equilibrio interno y reconectarnos”
Tips para el día a día:
- Crea momentos de silencio. No te pongas el móvil como despertador y sea lo primero que miras al despertarte. Apaga tu tendencia automática cuando te despiertas y enciendes la radio o la televisión.
- Baja el tono al hablar. No es necesario forzar la voz y ponernos a gritar cuando nos comunicamos. A pesar de que podemos estar practicando o ensayando para una presentación puedes mantener un tono firme y suave a la vez, logrando mayor empatía con los demás.
- Practica técnicas que dentro de su estructura incluyan el silencio. La meditación, el yoga, el mindfulness y muchas otras disciplinas toman al silencio como uno de los pilares del cuidado emocional y psíquico.
- Habla menos. Menos verborrea y más tranquilidad. Contabiliza todas las veces que generas conversaciones sin necesidad. Vuelve a lo esencial, y la calma se despertará en ti.
- Descansa de la música. Si bien la música es una herramienta fantástica para acompañarnos y despertar emociones, hay momentos en que podemos elegir silenciarla conscientemente, para estar a solas con nosotros mismos.
- Lee en silencio. Descubre el placer de un buen libro o materiales que te nutran. Será un momento de mucha conexión interior dejándote llevar por las historias, e incorporando nuevos conocimientos.
- Dedica unos minutos a respirar profundamente. Hay muchas técnicas para oxigenarte y estimular tu organismo. Una muy sencilla es sentarte cómodamente, cerrar los ojos, inspirar por la nariz y soltar el aire por la boca, muy suavemente. Hazlo en series de 10 veces. Cuando abras los ojos, permanece un minuto al menos para volver al presente y retomar tus tareas.
- Desconecta el móvil en varios momentos del día.
- Toma espacios de relax y silencio: por ejemplo, llena la bañera con agua tibia y dedícate unos minutos sólo a respirar, en silencio. Puedes incluir algún aroma agradable.
- Escucha antes de responder. En el trabajo, no reacciones de inmediato ante las situaciones. Colócate en la posición del observador, el que escucha en silencio. Haz pausas en tus conversaciones.
- Evita crear ruido ambiente. Limita tu aporte a la contaminación sonora en tu ámbito directo.
- Invita a algún amigo a practicar juntos el silencio.
- Observa la naturaleza y el arte. Admira una obra de arte en la calle, en un museo, en un libro. Son pequeños momentos de conexión y de silencio, que te ayudarán a reintegrar tu vida.
Como hemos podido comprobar, el silencio comunica y, más aún, el silencio es el mundo en el que las palabras crean todo principio. Seguro que sabes de lo que hablo porque lo has experimentado en más de una ocasión. Y tú, ¿cómo comunicas con el silencio? ¿Nos lo comentas? Me gustaría conocer tu opinión.
Si has llegado hasta aquí ¡Gracias por leerme!
Etiquetas: comunicación, silencio, emociones, autoliderazgo, emprender, negocios